lunes, 4 de octubre de 2010

Las lenguas y los procesos de independencia

Un proceso de independencia está anudado fuertemente a cambiós políticos, sociales y culturales de los que no escapa por supuesto la lengua. Ésta al ser la expresión de la comunidad en que se utiliza, hace realidad las necesidades de adecuación a los contextos de uso en que se habla.


Ahora bien, los procesos de transformación a los que me refiero, y que tienen que ver con la morfosintáxis, la fonética, la semántica e incluso la pragmática, ocurren permanentemente en función del uso, pero existen algunos eventos que los aceleran, pues cambián de manera profunda la visión de los pueblos. Tal es el caso de las lenguas que se hablan en América cuyas potencialidades significativas y expresivas cambiaron con el grito de independencia, sobre todo por la influencia de la ilustración (que por supuesto afectó profundamente al francés), y el deseo de expresarse de forma independiente a la variedad peninsular.



Estos cambios por supuesto son sutilez pero a la vez profundos, en el sentido en que no es que se transforme radicalmente la sintáxis o la ortografía, pues esto no ocurre de un día para otro sino con el tiempo; es que se toma más conciencia del uso y del respeto que merece la forma de hablar de las personas de acuerdo a sus necesidades y en un contexto de situación en particular.



Para el caso del español, el inglés y el francés, un análisis diacrónico de las mismas nos va a permitir analizar tanto sus semejanzas como sus diferencias y las particularidades que presentan de acuerdo a los eventos que las han marcado significativamente.



Cabe recordar que las tres tiene un origen común en una lengua anterior denominada indoeuropeo lo que permite encontrar elementos similares entre ellas, aunque su historia las haya hecho evolucionar de forma un poco diferente.



El español y el francés provienen del la lengua latina, que a su vez derivó del indoeuropeo. El latín fue una lengua imperial, llevada por los ejercitos y la administración romana a todas sus áreas de influencia: casi toda Europa, Asía menor y el norte de África. Con el fin del imperio se fragmentó en esa serie de lenguas que hoy conocemos como romances, proceso que se aceleró con la caída del imperio romano de occidente, pero que se venía gestando hacía mucho tiempo pues el latín, al entrar en contacto con las lenguas de los territorios ocupados, se fue tranformando poco a poco. Un caso excepcional en este proceso fue el griego, que como lengua de cultura resistió el embate de la lengua latina.



Debido a este origen común, las lenguas latinas tienen elementos fonéticos y de derivación que les permite a los hablantes de las mismas entenderse con relativa facilidad. Así mismo todas las lenguas indoeuropeas presentan similitudes morfosintácticas. En primer lugar son lenguas fusionantes, esto quiere decir que se incluye información a partir de afijos o sufijos. Por ejemplo en la palabra "patos", el sufijo os significa número plural, género masculino; en latín esos sufijos remitían al caso. En segundo lugar son lenguas con caso nominativo- acusativo, en tercer lugar la categoría de número se marca en el sustantivo y también en los pronombres. Sin embargo cada una tiene un carácter particular.

El español nace en un territorio ubicado en la península ibérica, un territorio no indoeuropeo en donde se hablaba vascuence, íbero y turdetano y probablemente algo de fenopúnico. Cuando las huestes romanas se asientan en Hispania (tierra de conejos), se fragmenta el latín en una serie de lenguas, entre ellas el castellano. Es el devenir político lo que determina que éste se convierta en la lengua oficial del territorio español, pues al ser el reino de Castilla fuerte económica y militarmente hablando le queda facil instaurar su poderio en los reinos más pequeños. Va a ser la aparición de las formas escritas del castellano lo que lo va a fijar y a darle el carácter diferenciador de las otras lenguas del territorio español, aunque con seguridad como lo plantea Eusebio Llacer, probablemente las glosas sean una especie de Koiné lingüística, en donde se mezclan el castellano, el aragonés, el riojano y el navarro. Luego de la expulsión de los moros, en el siglo XV, se estipula, con la aparición de la gramática de Antonio de Nebrija, la utilización correcta de la lengua.



Muchos son los influjos que ha recibido el español de otras lenguas: del latín recibe el superestrato; de las lenguas bárbaras, árabe y americana, una cantidad importante de palabras y despúes del siglo XVIII el fuerte influjo del francés y del inglés. ¿Pero que pasa con el español de América?; puede decirse que éste es una lengua con características propias. En primer lugar responde a las realidades americanas, en donde los régimenes de uso han transformado los tratamientos y han permitido su evolución. En América no hablamos de vosotros, sino de tu, de usted o de vos; se presenta la variedad del seseo, el yeismo y la confusión entre r y l finales (sobre todo en Puerto Rico).



Un elemento fundamental para el desarrollo del Español en América fue el proceso de independencia que le permitió a los americanos pensar en su lengua como algo propio. A partir del la gramática de Andrés Bello se fijan los elementos gramaticales de los países del nuevo continente, posteriormente Caro y Cuervo le darán un nuevo empuje a ese proceso. No podría faltar por supuesto el auge literario que con el romanticismo americano, expresado en costumbrismo, el modernismo y el boom que le dieron a la variedad americana un lugar de prestigio, a partir del uso de elementos nuestros: "Al amanecer, estragado por la tormentosa vigilia, apareció en el cuarto del cepo una hora antes de la ejecución."Terminó la farsa, compadre", le dijo al coronel Gerineldo Márquez. "Vámonos de aquí, antes que acaben de fusilarte los mosquitos". El coronel Gerineldo Márquez no pudo reprimir el desprecio que le inspiraba aquella actitud.

- No, Aureliano - replícó - Vale más estar muerto que verte convertido en un chafarote." (Cien años de soledad).



Hoy en día el español es la tercera lengua en hablantes, detrás del chino y el hindi y se está expandiendo fuertemente en el mundo debido al fenómeno de la migración. En América latina se está creando conciencia sobre su uso y existe un conocimiento mayor de las diversas variedades de la misma gracias a los medios de comunicación y la INTERNET. En los países en donde hay presencia de hispanohablantes, se producen fenómenos de lenguas fronterizas, como el espanglish y el frañol, que demuestran la versatilidad y la adaptabilidad de los hablantes ante situaciones nuevas.



En relación con el francés, puede decirse que fue la revolución la que lo estableció en la variedad que se usa actualmente por encima de las "patois" que se hablaban en este territorio antes de 1798. Al igual que las otras romances (y en realidad todas las lenguas), se formó con elementos de muchas lenguas previas a su estadio inicial. En su caso la mezcla del idioma de los francos , influida por el germánico, en el norte; y el visigótico en el sur, todos ellos transformados por la presencia del latín.



En Francia se da un fenómeno interesante respecto a la gramática pues el espíritu ilustrado buscaba la creación de un lenguaje universal (proyecto que ya venía de antes, en otros países), con el fin de utilizarlo para difundir las reformas políticas y sociales de la revolución a todo el mundo. Esta difusión se planeaba sobre todo a través de las escuelas, con un método ideológico en donde por supuesto la lengua tiene un papel de primera línea. Dentro de la idea de igualdad, equidad y fraternidad, Francia entra en un proceso de administración en donde se unifica desde las medidas, hasta las entidades territoriales dejando 83 estados en iguales condiciones de riqueza, territorio y población, sin tener en cuenta el idioma de cada pueblo, pues se partía del hecho de que la lengua francesa era la oficial del territorio y todos los franceses debían aprenderla y utilizarla. Contribuyó a su uso las medidas un tanto extremas, como la posible expulsión o la guillotina, si se hablaba en patois. Cabe anotar, que en términos prácticos, la difusión de las ideas de la Revolución se hizo en las diferentes lenguas del territorio nacional.


La idea de una lengua universal aparece en este momento a partir de la premisa de que el lenguaje responde a la lógica del pensamiento. Los proyectos de pasigrafía (escrituras universales) también. Todos estos intentos de difundir el racionalismo, que provienen de Francia, hacen que el francés adquiera un enorme nivel de prestigio, e influya en el español y el inglés (sobre todo en América). Gran parte de los galicismos que no pasaron a través de la formación de la lengua, ingresaron en este periodo, de la mano de los movimientos independentistas.


El inglés presenta un fenómeno de transformación similar al español en cuanto se dan dos variedades fuertes de éste, cada una con un nivel de prestigio particular: el inglés británico y el inglés americano.


La historia del inglés británico se remonta a los grupos jutos, sajones y anglos que migraron al territorio de lo que hoy son las islas de la Gran Bretaña. Estos territorios ya estaban ocupados por los bretones que pertenecen al grupo celta. Sufrió influencia del latín y de los nórdicos por las invasiones vikingas. Al producirse la colonización de norteamérica llega el idioma con los primeros inmigrantes que buscaban oro, la llegada de los puritanos se produce después. Puesto que el idioma que ellos manejaban era el inglés, éste se constituye en su idioma permanente. Pero debido a que la influencia de la isla se diluía por la distancia, el inglés americano se desvió del inglés británico y adoptó sus particularidades, motivadas entre otras cosas por el influjo cultural y lingûístico de los otros inmigrantes y por las necesidades expresivas que se dan de acuerdo a los contextos. Como lo manifiesta Ricardo Nausa, citando a H. L Mencken "
de los lenguajes indígenas se tomaron prestados términos como:
caribou, moccasin, moose (alce), racoon (mapache), skunk (zorrillo), toboggan, canoe y
totem, entre muchos otros; del holandés hablado en Amsterdam recibieron cruller (especie
de buñuelo), coleslaw (ensalada de col), cookie, waffle, boss, Santa Claus, yankee –derivada
del nombre de un jefe pirata holandés: Yankey–, y muchas más; del español se heredaron
palabras hasta después de 1800, en su mayoría préstamos adaptados de lenguajes aborígenes
americanos: mosquito, chocolate, banana, canibal, cucaracha (asimilada y adaptada como
cockroach), corral, rancho y otras; del francés vienen voyageur, habitant, bureau y cache. Al
venir de muchos sitios distintos, pertenecer a distintos estratos sociales y entrar en contacto
con hablantes de otras lenguas, los habitantes de las nuevas colonias empezaron a hablar de una manera más propia y poco parecida a la de cualquier provincia inglesa."

Al igual que en la América hispana, el proceso de independencia marca un derrotero lingüistico de separación de la variedad de la lengua, pues como Bello, Noah Webster, abanderó con una gramática el establecimiento del inglés en Norte América. Pero de igual manera después de la independencia, la guerra de secesión y sobre todo la conquista del oeste son fuente de creatividad lingüística, en el primer caso nuevamente por el fenómeno de la migración y en el segundo por la necesidad de ajustar la lengua a nuevas realidades: with a pocket full of stones y to see the elephants, referidas ambas al sueño del oro.
En la actualidad existen en el inglés americano variedades dialectales (tal como en el español), que diferencian unos grupos de otros. Aún algunos consideran a la variedad británica de mayor prestigio pero el enorme poderió estadounidense y sobre todo sus medios de comunicación han hecho que éste influya decididamente en aquella. De igual manera la tendencia cada vez más grande ha considerar imperativo el hablar inglés ha hecho que éste se explore y se adapte a las necesidades comunicativas de los paises en donde se aprende, a tal punto que se han dado variedades mixtas para responder al desafío comunicativo a través de una lengua franca.
El estudio de una lengua no se restringe únicamente a su gramática. Toda vez que la lengua es portadora de elementos culturales, políticos y sociales, ser usuario de una lengua en conocerla lo mejor posible y utilizarla de acuerdo al contexto de actuación más indicado.